Desde las primeras edades hemos de comenzar a educar los hábitos de
alimentación sanos y adecuados para los niños, las niñas y la adolescencia que
sigue formando parte de una etapa en el desarrollo y en el crecimiento
fundamental, que repercutirá para el resto de sus vidas.
De ahí que los padres, familiares, amigos y educadores que tenemos contacto
con estos grupos etarios, tengamos en cuenta cuáles son las formas más sanas y
recomendadas de alimentación y la importancia de una vida activa para los
niños, las niñas y adolescentes.
La tendencia a la pasividad, a la falta de ejercicios y juegos activos, a
un sedentarismo pronunciado, y a una dieta llena de comida y alimentos
chatarra, ha provocado la aparición de una población infantil obesa, que en
algunos países está por encima del 30 por ciento para estas edades, llegando a
las edades adultas con serias alteraciones y problemas de salud, que pueden ser
prevenidos desde edades más tempranas.
Mientras más pronto comencemos mejor, porque el proceso de desaprender
malos hábitos de alimentación y estilos de vida sedentarios cuesta muchísimo.
Por eso desde que comienzan a comer ya comenzamos a educarles el paladar, y a
enseñarles a seleccionar por sí mismos los alimentos más nutritivos, sanos y
necesarios.
La obesidad y el sobrepeso tienen relación directa también con una vida
pasiva, donde los niños y las niñas pasan la mayoría del tiempo sentados frente
al televisor, el ordenador, o los juegos electrónicos, sumémosle el teléfono y
las tabletas, con las cuales siempre se hacen acompañar. Por tanto la
ejercitación muscular, ósea, de las articulaciones, la necesidad de gastar el
exceso de grasas acumuladas por regímenes incorrectos de dietas, se ha
disminuido en las nuevas generaciones de forma drástica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario